El hombrecillo de las alas grandes

La mente toma las decisiones y crea nuestra realidad. ¿Quieres saber cómo?

Por Conchetina

Todo tiene un sentido y la verdadera razón por la cual estoy aquí es para contarles como llego aquel hombrecillo de alas grandes a mi vida. 

Una noche mientras tomaba el té frente a mi ventana, me preguntaba ¿Por qué la vida es aveces tan injusta? ¿Por qué las cosas no son como yo esperaba? Si realmente el universo era tan poderosa y yo pedía con tanta fuerza, ¿Por que las cosas parecían estar en mi contra?

Tres años a tras había idealizado una vida perfecta, una casa, una mascota estaban en mis sueños, trabajaba duramente todos los días mientas solaba en los arbustos que tendría mi casa en la entrada, podía imaginar un perro pequeño blanco y peludo acompañándome a ver la televisión después de llegar del trabajo. Me emocionaba tanto imaginar cada detalle, el tapete de la entrada, las flores en el jarrón sobre la mesa, los cuadros colgados sobre la pared. Lo soñaba tan intensamente como si ya lo estuviera viviendo, sin embargo, una mañana al llegar a mi trabajo mi jefe me esperaba con mi liquidación, la empresa había quebrado y era necesario despedir al personal. 

Tomé mi cheque y salí muy triste de ahí, después de haber laborado por 10 años ahora tendría que empezar de nuevo, buscar un nuevo trabajo, adaptarme a las nuevas reglas, tomar rutas diferentes, conocer nuevas gentes. Era algo que a mí me costaba mucho trabajo ya que iniciar algo era muy complicado para mí. Regresé a casa con la moral hasta el suelo, y al abrir la puerta me encontré una nota del arrendatario en donde decía que tenía una semana para entregar la casa ya que esta había sido vendida.  !No podía creer que dos desgracias me hubieran caído el mismo día¡

Estaba completamente sola, mis padres vivían muy lejos en una zona rural donde no había futuro para mí. Mi hermano mayor se había mudado a otro país, había perdido a mi mejor amiga después de haberse casado con un hombre controlador y con mis compañeros de trabajo jamás entablé una relación profunda. Siempre fui callada, tímida, me costaba mucho relacionarme con los demás y ahora, estaba en un conflicto sin saber a quién recurrir. 

Salí de casa, fui a pensar un poco al parque que se encontraba a dos cuadras de ahí, estaba tan conflictuada con mis problemas que no veía soluciones por ningún lado, en ese momento, mis sueños se habían desmoronado por completo, no había casa, no había perro. Y por si fuera poco, recibí una llamada inesperada. 

A mi padre estaban a punto de embargarle su casa, me quede con un poco del dinero que tenía ahorrado y lo demás se lo envíe a mis padres para que pudiesen pagar su deuda. Ahora estaba completamente debastada. 

Me dediqué a buscar un nuevo trabajo, un nuevo lugar donde vivir. Tuve suerte en encontrar una casa pequeña en renta, me instale con las pocas cosas que tenía, me sentí enojada, frustrada y con todos mis sueños en la basura. 

Ese día fue cuando me paré frente a la ventana con una tasa de te caliente, y entre mi enojo me preguntaba; ¿Por qué la vida era tan injusta conmigo?

Agache la mirada un poco abajo mientras miraba el té y pude alcanzar a percibir un flashazo de luz blanca por la ventana, estaba tan enojada que creí que era mi imaginación, seguí tomando el té hasta que de pronto, una vez mas, ese flashazo entro por mi ventana. 

  • !Hay¡” – Grité y solte la tasa.
  • ¿Qué fue eso? – Me dije. Volteé para todos lados pero no veía nada. 
  • Creo que me estoy volviendo loca. Yo creo que necesito ir a dormir. 

Al dar media vuelta para irme una voz me grito:

  • No te vayas.
  • Me dio un poco de miedo, y volví a decirme una vez más; “Necesitas dormir, ya estás alucinando.” Me agache a levantar la tasa que se me había caído al piso y una vez más la vocecita me habló. 
  • No te vayas.

Me quedé completamente inmóvil y aterrada. ¿Qué diablos era eso que escuchaba? Poco a poco fui recuperando la movilidad pero mis ojos estaban completamente abiertos. Volteaba de un lado para el otro pero al parecer no había nada. 

Sí, es esquizofrenia, eso es lo que tengo. !Es lo que me faltaba¡

Al escucharme la vocecita empezó a reírse de mi. 

  • No tienes esquizofrenia. – Me dijo – Tampoco estás loca.– Y reía una y otra vez. 
  • ¿Dónde estás? – Le pregunté.
  • Frente a tu ventana. Si le abrieras y me dejaras entrar tendría menos frío

Cuando lo vi dije: 

  • !Dios mío¡ ¿Qué cosa es eso?

Era un hombrecillo pequeño con alas muy grandes. Vestía con pantalón café y playera verde. Sus alas tenían plumas como si se las hubiera robado a alguna ave, me talle los ojos un par de veces. 

  • !No estoy soñando, esto es real¡ !Hay un hombrecillo en mi ventana¡

El hombrecillo toco la ventana y dijo una vez mas. 

  • Si me abres y me dejas pasar creo que tendría menos frio. 

Yo le contesté;

  • No se si abrirte, porque no sé si existes. Eres tan extraño y tan pequeño. Que creo que solo estás en mi imaginación. 
  • !A qué necia eres.¡ Sino me abres tendré que entrar de todas formas. 

Me tallé los ojos, me pellizque hasta toque el foco caliente de la lámpara que tenía a un lado. En verdad estaba despierta y él era real, entonces le dije;

  • Prométeme que si te dejo entrar no me harás daño.
  • No me gusta hacer promesas, solo tienes que confiar en mi que no te haré daño.

Al momento de abrir la ventana el hombrecillo levantó sus alas  y voló hacia adentro de la casa. Se sentó junto frente a mí en el sillón de la derecha.

  • Vaya como eres difícil mujer, me estaba congelando allá afuera. 
  • Yo aun asombrada le pregunté.
  • ¿Quién eres, y que haces aquí?
  • Es verdad, no me he presentado contigo, me llamo Judas. 
  • ¿Te llamas judas?
  • Ja, ja que va, es broma, me gusta mucho bromear. 

Entonces se puso serio, hizo una reverencia ante mi y me dijo:

  • Soy Ikal bella dama que significa Espíritu y me pongo a sus órdenes. 
  • ¿Para que te necesitaría yo? Eres tan pequeño. 
  • Si, seré pequeño – respondió él – pero en espíritu soy inmensamente grande y ahora yo soy tu espíritu. ¿Sabías que el espíritu es el que crea, baila, canta, disfruta? ¿El que acompaña tu alma para que disfrute aquí en este espacio mundano?
  • Ja ja. – Reí. – Si tu fueras mi espíritu, ¿Por qué llegas en este momento? ¿Porque no cuando todo se me vino abajo? Mi trabajo, mi casa, mis sueños. 
  • Ah mi bella dama. Nada llega en el tiempo equivocado, todo tiene su justo momento. 
  • !Pero si ese momento es cuando más te necesitaba¡ 
  • Si yo hubiera llegado en ese momento, tú no habrías experimentado el enojo y la frustración y al no ser así, sería tan aburrido para ti vivir una vida perfecta. 
  • No te entiendo. –Le dije.- 
  • Ven, vamos, acompáñame.- Extendió sus alas y en un instante, toda la habitación empezó a vibrar, las cosas empezaron a moverse de lugar, y de pronto se empezó ha hacer un remolino y dentro de él, todo lo que había en la habitación empezó a girar. Después… llegó la calma. Todo quedó estático en el aire, el silencio se hizo presente y de sus alas salió una luz blanca resplandeciente que iluminó toda la habitación. No podía verme yo ni a mis misma.

Cuando todo se fue aclarando mi habitación había desaparecido y nos encontrábamos en medio de un desierto. El hombrecito ya no era un hombrecito, se había convertido en alguien muy parecido a mí. Me sentía tan segura a su lado, como sí lo conociera de toda la vida.  Es más, fue tan profundo mi sentir, que decidí darle un abrazo. Mi emoción empezó a crecer que me olvidé de todo lo que me había pasado unos días antes. Era como si en el desierto todo fuera perfecto y él mi seguridad. Ahí no tenía que preocuparme por vivir mi vida mundana. Grite, bailé, reí, era la mujer más plena. Ikal me observaba alegre, reía al verme tan feliz. 

  • Ven que quiero mostrarte algo. – Me dijo.- Mira todo a tu alrededor, ¿Qué ves? 
  • Arena, escorpiones, serpientes, piedras, dos cactácesas a la derecha y tres a la izquierda y a ti, te veo a ti. 
  • ¿Te has dado cuenta que estamos a 50 grados centígrados? ¿Te has puesto a pensar que en algún momento una serpiente podría morderte y matarte? ¿ O en la picadura dolorosa de un escorpión? ¿Has sentido como corre el viento y te has dado cuenta cuantos grados de arena te han golpeado la cara? Llevamos horas aquí y no has tomado ninguna gota de agua y eso podría debilitarte. 
  • Es verdad, estaba tan feliz cantando y gritando, que no me he dado cuenta que puedo estar en peligro.- Entré en pánico y le grite: – !Por favor, sácame de aquí, tengo mucho miedo¡ 
  • Calma, calma – me dijo El– Quiero que te sientes y respires profundo. 
  • ¿Cómo crees que podría hacer eso? Está muy caliente y calor. Y ¿Qué pasa si no me doy cuenta si un escorpión me pica y muero? !Ya no quiero esto¡ Llévame de regreso a casa¡ – Le exigí.- 

Ikal me observaba tranquilo y relajado mientras yo cada vez más perdía el control. Me dejó hacer un par de rabietas, me dejó que le gritara que lo insultara por un buen rato. Empecé a sentirme cansada, estaba muy agitada de tanto gritar, hasta que al fin me rendí. Me quedé en silencio y con voz calmada me dijo.

  • Ven, siéntate aquí a mí lado. – Creí que era mi fin, que moriría ese día. Estaba tan decepcionada de mí, que deseaba no haber dejado entrar a Ikal esa noche por la ventana, creía que lo único que había hecho era traer mas desgracias a mi vida. 

De pronto, sacó una botella con agua y me dijo; – Bebe un poco. – Enfurecí aun mas

  • ¿Todo este tiempo habías tenido agua contigo y no me habías dado? 

El solo respondió

  • No me habías preguntado. – En seguida sacó una sombrilla y me la dió.-  Toma para que te tapes el sol. 
  • ¡Que! ¿También tienes una sombrilla? Casi me da una insolación y no me dices nada. 
  • No me habías preguntado. – A los cinco minutos, sacó un turbante para protegernos de la arena, esta vez no le dije nada, solo volteé a verlo con ojos de molestia y aun así me volvió a responder. 
  • No me lo habías preguntado. 

Cuando me tranquilicé le pregunté

  • ¿ A qué me has traído aquí?
  • Vaya al fin me has preguntado. – Respondió– Vine contigo hasta aquí a mostrarme contigo. 
  • ¿Qué quieres decir con eso?- Le pregunté una vez mas– 
  • Yo soy tu espíritu, y cada ser humano tiene uno que le acompaña en cada momento. Cuando tu te desconectas del espíritu, olvidas quien eres, lloras te entristeses, te enojas, olvidas los sueños, porque crees que la vida no tiene sentido, como cuando las cosas no salen como tu querías que fueran. Cierra tus ojos – me dijo. Ya habían sido tantas impresiones que me costaba creer, pero al final cedí y cerré los ojos. Retrocedió el tiempo, fue como si me hubiera llevado una vez mas al instante donde me sentía feliz, plena y segura de haber llegado al desierto. Empecé a bailar, a cantar, lo abrace una vez mas y después se detuvo el tiempo. 

Me mostró lo feliz que me sentía cuando me encontraba a su lado. Después me hizo un para de preguntas. 

  • ¿Que te pasó después? ¿Por qué te llenaste de miedo? – Lo miré y lo respondí. 
  • Si tú no me hubieras hecho consciente del calor, de la falta de agua, sino me hubieras hecho voltear a mi alrededor yo hubiera seguido siendo muy feliz, sin embargo, lo arruinaste todo. 
  • ¿Crees que yo arruiné todo o fuiste tú quien permitió que se arruinara todo? 
  • No me respondas con otra pregunta. – le dije. Me miró fijamente a los ojos tomándome las manos y me volvió a decir. 
  • Fuiste tú quien me entregó su plenitud, su felicidad a cambio de miedo. Y cuando recibiste el miedo, te olvidaste de mi, dejaste de sentirte segura a mi lado.
  • ¿Por qué habría de creerte todo esto que me estás diciendo? 
  • Es fácil – respondió –
  • ¿Cómo?
  • Si en este momento te pido que te pongas a llorar, ¿Lo harías?
  • !Por supuesto que NO¡
  • ¿Por qué no?
  • Porque en este momento no tengo una emoción que me provoque el llanto. 
  • Entonces rie a carcajadas. 
  • Tampoco podría hacer eso, no hay nada que me provoque la risa en este momento. 
  • Entonces ¿Por qué cediste ante el miedo? ¿Por qué creíste en la historia que te conté si tu eras plena en ese momento?
  • Pues es diferente.  -Respondí.-
  • Claro que no, si tu no hubieras creído en todo lo que te dije a esta hora estarías cantando y bailando y no te habrías dado cuenta que hacía calor o que no había agua. Quizá no hubieses notado a las serpientes o los escorpiones. Sin embargo, decidiste que tú miedo fuera más grande que tú felicidad.
  • Me cuesta mucho entenderlo, sin embargo, quiero entenderlo. A ver a ver, como podría reaccionar de perder mi empleo de mas de 10 años si lo único que sentí fue frustración. 
  • La frustración fue una elección tuya, pudiste tomarlo como una oportunidad de hacer algo diferente, renovar, experimentar. ¿No crees que la monotonía a veces aburre?
  • Sí, ya estaba aburrida pero me sentía cómoda. 
  • Claro, no tenías que esforzarte más, ahí tenías lo que necesitabas para vivir en una zona de confort. 
  • A decir verdad, sí, tienes razón. Pero me dan miedo los nuevos cambios. 
  • A ver dime, ¿Cómo te sientes en tu nueva casa que ahora rentaste?
  • Creo que me siento bien, al principio me costó adaptarme porque ya me había acostumbrado a los espacios amplios, pero viéndolo bien, esta casa es más pequeña, mas acogedora, me queda a un paso la cocina por si en la noche tengo sed, también tengo un patio pequeño donde puedo salir a tomar el sol. El baño es hermoso y tiene una tina donde puedo darme baños de espuma. No hay sonidos de autos por ningún lado, y el centro de la ciudad me queda a dos cuadras. Creo que el cambio ha sido bueno. 
  • Ves, ahora dime, ¿Valió la pena cambiar al espíritu por la frustración? 
  • No, creo que no. 
  • Tal vez si el cambio lo hubieras recibido cantando, bailando, el proceso de aceptación hubiera sido mas fácil. Así es el juego de la vida. La mente a veces es quien toma la decisión por ustedes, les hace creer que el miedo es mas fuerte que el espíritu, sin embargo, mientas tu te mantengas conectada con el espíritu, ninguna mente, ni tu propia mente podrán moverte de tu plenitud, y cuando lleguen los cambios los podrás ver desde el aprendizaje y no desde el dolor. Esa noche, mientras tomabas el té frente a la ventana, eras tu quien me llamabas a mi, tenias una gran necesidad de conectar con tu espíritu, que soy yo, este guapetón que ves aquí. 
  • Ja ja, – reí sin parar y bromeando me dijo. 
  • No que no te hacía reír. 
  • Vaya que eres divertido, en cambio, yo siempre seria, solitaria, sin amigos. 
  • Qué va, eso es fácil de resolver.  Si tu crees que yo soy divertido, al yo ser tu espíritu, imagínate quien eres tú. Un humano sin espíritu no es humano. Un alma sin espíritu no estaría aquí, así que date cuenta que eres un alma con espíritu en un cuerpo humano. Lo demás es pan comido. Así que mañana te me pones linda y ahí vas con la vecina a pedirle una tacita de azuzar y ahí empiezas a entablar tu primera relación. 
  • Tienes razón, ya hasta me caes bien. ¿Te puedo considerar como mi primer amigo?  Y sabes que, creo que volveré a crear mis sueños, no importa cuántas veces me caiga. Hoy soy más fuerte que mis pensamientos. Que yo soy el amo de mi mente y que mi mente trabaja para mi, pero sobre todo que tengo un espíritu muy divertido que me acompaña. 

Ese día había aprendido la lección así que Ikal me dijo.

  • Es tiempo de regresar a casa.

El desierto se iluminó con destellos de colores y en un abrir y cerrar de ojos yo me encontraba una vez mas parada frente a mi ventana tomando una tasa de té. Ahora conocía mi espíritu, tenía sueños una vez mas, mi vida tomaba sentido, me sentía mas plena y feliz que nunca, mi futuro era prometedor, desde aquel instante que conocí al hombrecillo de las alas grandes. 

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