ERMITAÑO

Tomado de : https://arburu.net/blog/un-ermitano-en-mi-jardin

por Conchetina

En el campo, tras las montañas vivía Sahbtú, un hombre de aproximadamente de 70 años, su cabello era blanco y su barba muy larga, casi siempre usaba una camisa de manta holgada y pantaloncillos cortos. Todas las mañanas se levantaba temprano a observar el amanecer, el creía que era ese evento celeste era el despertar de Dios, así que cuando veía los primeros rayos salir tras las montañas se inclinaba haciendo reverencia para recibir la bendición, el sabía que al momento de hacer eso, su día estaría lleno de abundancia y al atardecer agradecía a Dios antes de que el sol se marchara, era como si el ciclo entonces se hubiera cerrado y en los momentos de descanso, en la oscuridad de la noche, observaba las estrellas honrando su presencia como guardianes que custodiaban su noche, el creía que como hermanos mayores silenciosos, ellos protegían su sueño en esos viajes que realizaba durante ellos. Sahbtú era un hombre de mucha fe, y el hecho de vivir alejado del pueblo, era algo que hacía que ellos, sus congéneres lo consideraran un hechicero, que juicios son aquellos que se les imponen a los hombres, eso es algo que ya había logrado superar, ahora solo importaba la conexión que el tenía con Dios.
Mas parece ser que la excentricidad, siempre genera curiosidad, la gente del pueblo estaba curiosa por saber más de aquel hombre ya que era todo un misterio, mucho se decía de él, mucho se especulaba sobre él y muchas historias habían sido creadas de él. ¿Es que acaso es así como surgen muchas de las leyendas acerca de los hombres?, mas que ironía, a pesar de que tanto se habla sobre ese hombre, pocos en verdad conocen su historia.
Cierto día, un hombre curioso del pueblo traspaso las montañas en búsqueda de «la verdad» sobre ese hombre, como usualmente muchos de los hombres empiezan en camino, engreídos bajo la soberbia del conocimiento, pero bajo el verdadero motor del conocer, la búsqueda de esa verdad que os hace libres, así que se fue internando en la montaña, hasta que a lo lejos, escucho al ermitaño, se escondido tras unos arbustos y desde ahí observaba a Sahbtú, que suerte, lo había encontrado cerca de la casa que ese extraño hombre habitaba.

Sahbtu era un hombre muy perceptivo, y conocía bien «Su montaña», ella le hablaba, así que identificaba todos los sonidos del campo y sus aromas, no fue muy dífícil saber sobre la presencia de ese hombre en su espacio, sin embargo, también para el existía la curiosidad sobre ese desconocido, lo que la montaña hablaba sobre el forastero no era sobre peligro, así que decidió tan solo observar, y dejar pasar las cosas, en ocasiones, es la mejor de las decisiones si quieres saber las intenciones verdaderas de los hombres, tal parecía entonces que el ermitaño no había percibido al forastero, Sahbtu tomó un morral y se lo puso al hombro y emprendió el camino como si fuera al pueblo, camino y se internó en la montaña, en dirección opuesta donde estaba agazapado el extranjero, este lo vio alejarse y espero el tiempo prudente para que él pudiera entrar en casa del ermitaño, que enorme suerte, ahora podría husmear en su casa y ver que conjuros , brujerías o cosas raras tenía en su casa, y si… y si ¿Existieran cosas horribles en esa casa? Al final de cuentas, en verdad ¿Quién sabía quién era ese hombre silvestre que vivía en esa montaña? El viaje era para eso, no había otro camino, y poco a poco se acercó para adentrarse en el pequeño edificio.
Curioso, como en ocasiones, pensamos que nuestras acciones no son observadas o conocidas, como de adolescentes, Sahbtu, adivinando las intenciones de ese forastero, en realidad solo había rodeado el camino para regresar a su casa y enfrentar a ese hombre que estaba invadiendo su propiedad, el ermitaño, entro silencioso a su domicilio y pudo observar al hombre curioso que dentro de su cocina, observaba curioso los frascos de medicinas, hierbas y demás preparados que el había elaborado. El silencio en la habitación se podía palpar, aquel hombre caminaba incrédulo, asombrado, un tanto asustado, y el ermitaño, solo observaba hasta que de pronto con una voz potente que cortó el silencio preguntó: ¿Es que has perdido algo que piensas encontrar aquí? La voz resonó por toda la habitación, mientras que el invasor asustado volteaba a ver la imponente figura que estaba enmarcada en la puerta, difumidano por el sol a sus espaldas y en la penumbra de la tarde, curioso como los hombres tienen una visión distinta de la misma escena, para el hombre sorprendido en su fechoría la escena fue de pánico, para el ermitaño, era risoría al ver la cara de ese hombre, y la indecisión de sus acciones que lo llevaban a querer llorar o correr, y eso hizo que Sahbtú estallara en risa, el visitante no invitado no pudo resistir mas, todas esas ideas que habían dicho sobre ese hombre salvaje vinieron a su mente y salió corriendo despavorido sin permitirse en ningún instante voltear atrás, y su viaje no terminó hasta llegar al pueblo, apenas a reconocer el lugar, cayó al piso, recuperando el aliento, incapaz de respirar y con un profundo dolor en todos sus músculos, que como espinas se le clavaban en las piernas, y se dio cuenta que tenía sed, mucha sed, aquello había sido una larga carrera, visualizó una taberna, y entró estrepitosamente dirigiéndose con sus últimas fuerzas a la barra.

El cantinero visualizó a esa piltrafa humana, pálido, sudoroso, y con su rostro desencajado, y mientras acercaba una porción de cerveza le preguntó:

  • ¿Que te paso muchacho? ¿A caso has visto un fantasma ?
    Aún no se podía reponer de la impresión que acababa de tener y con el poco aire que le quedaba en los pulmones, respondió con gran dificultad:
  • He ido a la montaña, quería conocer sobre el hechicero que vive ahí, lo logré encontrar, y cuando el salió entre a su casa, y ahí, vi las plantas con las que hace embrujos, y de pronto, de la nada, como un mago que acecha se materializó ahí frente a mi, tuve que correr antes que lanzara un de sus hechizos, corrí por mi vida, su risa, esa risa burlona, esa risa. – No alcanzó a decir mas antes de que el cantinero respondiera.
  • Ese hombre es un peligro, es un monstruo, es momento de hacer algo ya, a penas pudiste escapar con vida, unámos para que se vaya, el pueblo corre peligro, los niños corren peligro.
  • Es verdad – dijo intempestivamente otro hombre que estaba en el mismo salón mientras se levantaba de su silla. – Yo alguna vez, casi me encuentro con el y por poco me convierte en sapo.
  • !Que se vaya¡ !Que se vaya¡ – Uno tras otro los clamores de los hombres de la cantina empezaron, y con esos estruendosos gritos, la suerte del ermitaño estaba echada. La siguiente mañana los hombres del pueblo se juntaron en la plaza, la amenaza iba a ser eliminada, para ir en búsqueda de Sahbtu, mas esos pobres hombres no saben que todo aquello que se realiza, aun en pensamiento, es sabido por el universo, y que el viento lleva esos murmullos ante aquellos que saben escuchar, y Sahbtu sabía hacerlo, así que todo estaba ya escrito, luego de su habitual ceremonia al sol, fue a su cocina, con tranquilidad preparo café y horneo algunos pastelillos.
    Como es que en un mismo lugar las historias son contrastastes, ¿te has dado cuenta? Mientras en la cabaña se horneaban pastelillos, en la laderalos hombres iban apresurando su paso, y pronto, los sentimientos de enojo se iban convirtiendo en sentimientos de miedo, pero eso que llaman naturaleza animal hace que cuando mas temor se siente, mas agresión se muestra, y las caras de esos hombres expresaban miedo, miedo a que el hechicero usara sus poderes contra ellos, y sus bocas vociferaban clamores, que poco a poco iban callándose al ir acercándose a donde estaba el hombre misterioso.
  • El ermitaño era un hombre extraño, conocía la naturaleza, y la naturaleza humana, pero también lo que decían las plantas, y lo que decía el universo, y el universo le había enseñando algo, y eso se llamaba Fe. Terminó de hornear, y lentamente se sentó bajo un gran árbol, a su sombra, cerro los ojos y simplemente, espero.
  • El tiempo dicen que pasa distinto para aquel que disfruta y aquel de desespera , para los hombres esa subida fue una eternidad, para el ermitaño, tan solo un suspiro, y pronto, las dos lineas se encontraron, los sudorosos hombres que ya habían callado ante el temor de saber donde estaban llegaron al claro, y ahi, al fondo, la cabaña y frente a ellos una mesa con pan, café, frutos y flores, el lugar estaba arreglado hermosamente, y el sitio, parecía que ninguno de ellos antes visto algo así, sobre la hojarazca, y en el medio del claro del bosque, aves gran cantidad de aves cantando y el sol se posaba sobre la choza, formando con una extraña configuración de su luz una esfera que la envolvía y que parecía que abarcaba a todo el bosque, el paisaje era simplemente, algo que no podría existir, algo irreal, algo que desarmaba todos los sentimientos, algo como que los transmutaba.
  • Buenos días. – Dijo Sahbtu tranquilamente desde la sombra del árbol mientras los hombres ya habían entrado al claro y frente a la cabaña- los estaba esperando, sean bienvenidos, tengo algo de fruta, pan y te para compartir. – Continuaba tranquilamente mientras el ermitaño les enseñaba la mesa preparada para ellos. los hombres estaban confundidos, se miraban unos a otros, no decían ni una palabra, aquella no era la respuesta que esperaba, que acaso ese loco no veía lo que estaba pasando, o es que ellos no veían lo que el loco estaba haciendo, la intención era correrlo del lugar, no desayunar con el, unos apretaban mas los palos, otros se miraban con miedo, unos mas desconcertados, hasta uno que miraba los alimentos con súplica, solo uno rompió el silencio:
  • Dinos, ¿Quien eres ? – Dijo con una voz entrecortada, que demostraba su miedo.-
  • Sahbtu solo sonrío, luego de un rato, contestó.
  • Me han llamado de muchas formas, pero antes de las que ustedes pusieron, solía llamarme Sahbtu, y esta es mi casa, disfruto la vida .
  • Dicen que eres un hechicero, es verdad?
  • ¿Hechicero yo? Jajaja. Un hechicero es aquel que altera su realidad, ¿Crees que soy un hechicero?
  • Nos han contado que tienes muchos brebajes en tu casa y que haces brujería, que tienes poderes y que conviertes a las personas en sapos, que comes niños.
  • Si es verdad, yo lo he visto. – Tercio el hombre que el dia anterior había estado ahi.-
  • En verdad, ¿crees todo eso? – De dijo al primero que había hablado.- Si es así, júzgalo por ti mismo, aquí estoy.
  • No lo se, no pareces ser una mala persona, pareces un anciano confiable. Pero, las historias lo han dicho.
    Sahbtu observaba las palabras de aquel hombre y con voz tranquila , serena respondió:
    El humano suele hacer juicios de lo que no conoce, y por ello aquello que no conoce, le teme, su alma tiene la dificultad para distinguir entre el bien y el mal y solo a través de la experiencia ese velo se diluye, se aclara y se revela. ¿Quieres develarlo? – Aquello era demasiado para entender de aquel anciano, simplemente era difícil entenderlo y poco a poco las manos se fueron soltando, no parecía haber ninguna amenaza. – Vengan hermanos, siéntense – dijo el ermitaño, siéntense porque el café se enfría.
  • Algo había pasado, los sentimientos antes hora confusos de miedo ahora eran de curiosidad, de ansia de aprender, además, es solo un anciano, los hombres se fueron sentando poco a poco y empezaron a beber, mientras sus almas seguían inquietas sobre como llegar a ese conocimiento.
  • ¿Cómo puedo dejar de hacer juicios sin fundamentos ? – Rompió silencio uno de ellos.-
    Sahbtu respondió;
  • Tan solo observando, observa la montaña, la montaña no te juzga, no te etiqueta como bueno o como malo, no te crítica si eres feo o guapo, para esta montaña solo eres y ya, el no ve aquello que has hecho, aquello que has construido, sino que solo ve aquello que eres y cuando no hay juicio, entonces solo se disfruta tu existencia, entendiendo que con ella disfruta y haces honrar la esencia de dios.
  • La montaña solo disfruta de su existencia por ser, simplemente por ser, y con ello entiende que así honra a Dios todas las mañanas, con el rocío, con el pasto, con los tulipanes y las hojas caídas, con la tierra húmeda y la tierra seca, en cada cosa y en cada detalle se manifiesta lo que es. Cuando la montaña se vive, se disfruta su existencia. La montaña solo es, y al momento de ser entonces, no juzga su existencia, ni tampoco juzga lo que los demás son. Sin embargo, el hombre va en contra del ritmo de la naturaleza, le reclama a Dios por no tener la casa que quiere , por no tener el cuerpo perfecto , se juzga a si mismo por no ser más inteligente , se compara con otros y de esa forma se atormenta , se exige , se frustra , se enoja y se vuelve infeliz y al sentirse infeliz deja de disfrutar la vida , lo que si tiene y es ahí donde nacen los juicios .
    Pregunto otro hombre .
  • cómo puedo disfrutar la vida ?
    Yo también quiero saber respondieron otros .
    Sahbtu saco una flauta de pan y un par de tambores y empezó a tocar la música más hermosa invitando a los hombres a bailar , los hombres no pudieron resistir la maravillosa melodía que ninguno se quedó sentado y empezaron a bailar .
    Cuando el baile concluyó todos los hombres reían de felicidad .
    Sahbtu abrazo uno a uno diciéndoles al oído . Esto es la felicidad .
    Los hombres se marcharon felices . La tarde estaba por llegar , el sol empezaba a guardarse tras las montañas y sahbtu honro una vez más ese día .
    En el pueblo los hombres aprendieron a bailar cada vez que estaban a punto de hacer un juicio y cuando uno lo olvidaba estos otros organizaban una fiesta para recordarle que bailando la vida era felicidad y no habría necesidad de hacer juicios.

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